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Personal del I.N.T.A. dio la bienvenida a la
concurrencia.
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En la Sociedad de Fomento del
barrio “Nueva Bahía Blanca”, sita en Luiggi 1.557, el viernes pasado (24 de
octubre) a partir de las 15.00 horas se llevó a cabo un encuentro de intercambio
de semillas y plantines, libre y gratuito. El mismo fue posible gracias a la
colaboración que el Instituto Nacional de Tecnología Agrope-cuaria (I.N.T.A.)
prestó a una propuesta de la Comisión de la Sociedad de Fomento ya mencionada y
el Grupo Scouts de Coronel de Marina Leonardo Rosales. El evento contó con la
disertación de la Agente Pro-huerta Claudia Lencina. Se había planeado sumar una
charla sobre plantas nativas por parte de la ONG Olivillo, pero no fue posible
debido a problemas personales del orador.
La responsable local del I.N.T.A,
Ingeniera Agrónoma Silvina Bracamonte, nos brindó más información al respecto:
“Estamos
llevando adelante el programa prohuerta. Todos los años hacemos estos
intercambios. El núcleo de hoy es el intercambio de plantas, de semillas, de
abonos, de lo que cada uno tenga en su casa y lo vamos a complementar con una
pequeña charla de huerta para los que quieren iniciar y más tarde. Este es el
octavo encuentro, normalmente se hace en primavera, que es cuando están listos los
plantines para trasplantar o las semillas para plantar. Lo hacíamos en la Estación
Solier, donde están las oficinas, pero este año lo hacemos acá porque la gente
de la Sociedad de Fomento está haciendo una vez al mes un intercambio de
plantas, así es que nos unimos para fortalecer el momento.”
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Algunos de
los plantines disponibles para intercambio.
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“Este es un programa que
está en todo el país, es abierto a todo público y lo más importante para
nosotros es la capacita-ción, que la gente se pueda ir de estos talleres
pudiendo empezar a hacer sus propias experiencias y volver después con dudas y
demás inquietudes. Entregamos un kit de semillas para que tengan el insumo para
arrancar, pero nuestra fortaleza es la capacitación continua. Ya hace 9 años
que estamos trabajando de esta manera y eso es lo que más se valora, que como estamos
siempre con los talleres, la gente que ya hace 2 o 3 veces que viene, vuelve y se
saca las dudas, prueba y después brinda consejos a los demás. En el otoño y en
la primavera hacemos talleres en distintos lugares de Punta Alta.” – agregó.
Analía Rodríguez, que es
parte de la Sociedad de Fomento de la Nueva Bahía Blanca también nos dedicó
unas palabras. “Decidimos utilizar el espacio de la Sociedad de Fomento que
estaba medio caído, porque los espacios de integración vecinal ya no se están
usando y dijimos: ‘bueno, ¿por qué no hacer algo lindo, interesante, que
represente a todas las edades?’ El trabajo con el I.N.T.A. generó que en la escuela,
por ejemplo, me llamaran como promotora. Fuimos a dar una charla, se hizo el
cultivo de diferentes especies y los chicos hicieron sus propios germinadores.
Les ayudamos también con el tema del reciclado, para que puedan hacer
diferentes almácigos con cosas comunes no convencionales, que pueden encontrar
en la casa. Parece que no, pero eso va despertando conciencia. Lo que buscamos
es volver a la huerta en casa, que no necesariamente tiene que ser muy grande,
porque con que tengas una plantita de cada especie ya es suficiente. O cosas
básicas, como el perejil, la albahaca; que a veces los tenemos que ir a comprar,
cuando eso te crece como yuyo. Interiorizamos a la gente en todo esto y, una
vez al mes -el último sábado-, nos juntamos en la sociedad de fomento a las 15
hs y hacemos intercambio. Canjeamos lo que sea, hay gente que trae lombrices, otros
traen tierra, macetas, gajos, bulbos, todo lo que pueda servir para la huerta o
los jardines, porque hay personas a las que no les interesa la huerta pero sí
el jardín, venimos y lo compartimos acá.”
“Yo había ido a talleres
de estos que ofrece el I.N.T.A. y me pareció algo muy bueno. Además, por
Facebook hay muchos grupos de intercambio, a lo largo y a lo ancho del país y
también entre diferentes países. Así empecé a intercambiar cactus de Argentina,
porque las especies en planta solamente se pueden intercambiar a nivel nacional.
No se pueden tras-ladar semillas de un país a otro; yo sé de artesanos que
vienen de Bolivia, que cuando las traen se las pinchan, las lastiman y después
acá no pueden germinar.” – amplió.
Otro grupo que acompañó
en la organización y colaboró para la realización de este evento es el de los Scouts
de Coronel Rosales, que tienen su sede en la Nueva Bahía. El que sus compañeros
identificaron como el líder, nos dijo: “Nosotros somos scouts y tenemos que
hacer un proyecto, se presentaron varias ideas, algunas que tienen que ver con carpintería,
otras con soldadura, votamos y finalmente se decidió hacer una charla, unos
talleres de agricultura familiar. Nos pusimos en contacto con el I.N.T.A. y enseguida
nos dijeron que sí. Hicimos una charla en agosto aquí mismo, en este lugar, y
después nos pusimos de acuerdo para hacer este encuentro.” Mate de por medio,
una de las chicas de la agrupación nos contó un poquito más: “los grupos de
scouts se organizan por rangos según las distintas edades (Manada, Unidad,
Caminantes y Rovers). Nosotros tenemos entre 18 y 21 años, somos Rovers, que es
la última etapa, y para cumplirla tenemos que hacer un proyecto.”
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Claudia Lencina disertó sobre las ventajas de la huerta
ecológica familiar
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Claudia Lencina,
encargada de llevar adelante la charla, eligió adoptar el rol de moderadora,
guiando la activa participación de los asistentes. Ella proponía los temas,
esclarecía conceptos e invitaba a la reflexión y consecutiva puesta en común de
las experiencias personales. Todos tenían algo que aportar y no faltaron las
anécdotas graciosas. Abriendo la jornada, Claudia dijo: “Lo que proponemos es
hacer una huerta de manera orgánica, lo que se busca es mejorar la salud, cuidar
el suelo, la naturaleza y la biodiversidad.” Explicó que la diversidad de
especies es la clave para lograr que la huerta esté en armonía, en equilibrio;
por ello, además de lo que se cultiva para consumir deben estar presentes: las plantas
aromáticas (orégano, albahaca, tomillo, etc.), las flores (caléndulas,
claveles, gardenias, etc.), las plantas que no se consumen pero que dan belleza
a la huerta (la citronella, por ej.) y por qué no las malezas –muchas de ellas
hoy se están consumiendo- (ortiga, diente de león). Algunas de estas plantas
nos protegen un poco del ataque de los insectos y de las enfermedades. Otras van
a ayudar a cuidar el ambiente, y con ello se va a evitar aplicar tantos
productos químicos; que, como Claudia dijo, a veces usamos porque nos dicen que
es bueno hacerlo, pero sin saber bien qué efectos colaterales tienen, desconociendo
qué tiempo tenemos que esperar para poder consumir los frutos de esa planta
para no intoxicarnos. También hay insectos benéficos, como la mariposa, la
abeja, la vaquita de San Antonio y las libélulas; todos esos insectos ayudan
dentro de la huerta a controlar las plagas. Los sapos también son visita grata.
Debemos considerar que con la aplicación de los productos comerciales vamos a
ahuyentar a estas especies animales benéficas.
Algunos de los consejos
que se compartieron tenían que ver con la erradicación de otras especies
dañinas para los cultivos. Por ejemplo, la yerbabuena
(o hierbabuena, un tipo de menta) ayuda mucho en el control de caracoles. Claudia
señaló que la luciérnaga es el enemigo natural del caracol, pero con el aumento
del empleo de productos para controlar a los mosquitos ésta ha ido desapareciendo.
Si el equilibrio natural se rompe, la plaga avanza y puede tornarse
incontrolable. Otra vecina dijo haber comprobado que la cerveza también mata a
los caracoles. Enterró latitas de paté conteniendo esta bebida y encontró de 6
a 7 caracoles muertos en cada una. Silvina sugirió tener en cuenta que a los
caracoles se los puede aprovechar como alimento para las gallinas. Alguien
pidió un remedio para la hormiga negra cortadora de hojas. Le sugirieron, entre
otros, usar arroz, teniendo cuidado de colocarlo
en el camino, pues las hormigas son muy inteligentes. El efecto que causa el
arroz es el de absorber la humedad del hábitat, secando así el hongo que las
alimenta. No las mata, pero si el tratamiento da resultado se logra que
abandonen ese hormiguero.
Para más
informes y consultas pueden acercarse a la Oficina del INTA Coronel Rosales, ubicada en Avellaneda
y Rosales, ex-Estación Solier, o comunicarse por teléfono al 422525, de 08.00 a
14.00 horas. A Analía Rodríguez se la puede contactar en el Tel. 02932-15515891 o en Facebook.
Para ver más
fotos del encuentro hacer click aquí.
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